miércoles, abril 23, 2008

Las mágicas propiedades de un fruto africano

Las propiedades excepcionales de la manteca de karité sobre la piel, como aporte de suavidad e hidratación, hacen de ella un producto indispensable

Procedente de la medicina africana tradicional y milenaria, la Manteca de Karité tiene propiedades cosmetológicas excepcionales para la belleza de la piel y del cabello, proporcionando un bienestar en todo el cuerpo.

Este producto, hidrata, suaviza y protege los tejidos celulares gracias a su composición muy rica en insaponificables y en vitaminas. Estos usos de los compuestos constitutivos bien pueden aumentar aún más el interés, ya notable, por esta manteca, dado que no son muchos los productos naturales o sintéticos a los que se les atribuyen la propiedad de retrasar o revertir el proceso de envejecimiento. Es también atractivo para el mercado masculino que busca productos que cuide su piel, especialmente, después de una afeitada. Se puede aplicar, también, sobre el cabello, como “baño de crema”, o como abrillantador después de que esté seco. Por si sola, restaura en forma profunda la estructura capilar, otorgando brillo, suavidad y volumen, como así también desenredo e hidratación.
Sus aceites se combinan mágicamente con los aceites esenciales, permitiendo la penetración temporizada, que hace de esta manteca un producto ideal para el masaje terapéutico. Además, es única para el cuidado de la piel en climas secos o de frío extremo, o cuando se está expuesto a factores irritantes como el viento, o el agua salada o clorada.

Con todo, no existen límites de edad para disfrutar sus magníficas propiedades nutritivas, reparadoras y reestructurantes que ofrecen a la piel vitaminas que proporcionan bienestar y protección, evitando la formación de estrías. No es comedogénica, es decir, no produce granitos, por lo que se puede usar aún en presencia de acné o en pieles naturalmente grasas. Gracias a su excelente poder de masaje para el cuerpo, se incorpora naturalmente en las leches corporales y las cremas, pero también en los productos de maquillaje: barras de labios y fórmulas de protección solar.
Más allá de los datos clínicos -mencionados a menudo por las empresas de cosméticos que comercializan este producto-, estudios científicos recientes avalan su valor terapéutico en el tratamiento de algunos trastornos de la piel.

Las sustancias bioactivas de la manteca de karité se encuentran en la fracción insaponificable; es decir, en los componentes solubles del aceite que no reaccionan con el álcali para formar jabón. Su riquísima composición también contiene antioxidantes como los tocoferoles (vitamina E) y catequinas, que podemos encontrar en el té verde. Andersson y Alander, en el año 2002 y éste último dos años después, descubrieron otros compuestos específicos como alcoholes triterpénicos, cuya propiedad de reducir la inflamación es reconocida como antiirritante por excelencia, atributo indispensable para aquellas pieles que enrojecen con facilidad, con tendencia alérgica y cuperosis; Lupeol, que impide los efectos del envejecimiento de la piel inhibiendo enzimas que degradan las proteínas de la piel; y ésteres de ácidos cinámicos, que actúan como agentes protectores frente a las radiaciones UVB y UVA.

La Manteca de Karité es, en definitiva, una sustancia natural, reconocida por sus propiedades hidratantes por lo que es utilizada en la composición de numerosos preparados de la industria cosmética.

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