jueves, diciembre 21, 2006

Efectos colaterales luego de la ingesta desmedida de alcohol

Las fiestas suelen estar emparentadas con los abrazos, las risas, los accidentes causados por la pirotecnia y el reencuentro postergado con parientes que habían desaparecido, incluso, de los archivos de INTERPOL, ¿pero qué sucede cuando se mezcla el alcohol con la ilusa creencia de los párvulos e inocentes mequetrefes de la familia?

Esto no pasó aún, pero es factible que se produzca muy pronto; tal vez en mi casa, tal vez en la de alguno de ustedes.

Imaginemos un sujeto “A”, de lengua filosa y con una sinceridad desgarradora. Este individuo no suele beber en demasía, pero piensa patear el tablero el próximo veinticuatro de diciembre. Imaginemos que el sujeto “A” tiene un sobrino “B” que aguarda esta fecha desde que se cansó de revolear su camioncito de juguete que le trajo Papá Noel, Santa Claus, Sai Baba o el Hombre de la Bolsa (también conocido como “El Cuco” en otras latitudes). El chicuelo, desde ya, desconoce la verdadera identidad del abnegado intruso que se desliza por las chimeneas, y les deja a los habitantes del mundo numerosos y coloridos paquetes. Si se le pregunta “¿quién es Santa?”, con seguridad contestará “un señor muy bueno, que le trae regalos a los niños que se portan bien”. Lo que no sospecha, al menos hasta que un compañerito de colegio le quita la venda de los ojos, es que es víctima de una cofradía familiar que lo engaña sistemáticamente año tras año.

Con tierna credulidad y esfuerzo, el sujeto “B” redacta la carta en donde le manguea al hombre del Polo Norte un montón de regalos de cuantioso valor. Luego manda la misiva por Correo Argentino u Oca, desconociendo que los pobres cadetes no llegan hasta esas latitudes, porque no los deja el 60 ni el Premetro; y se dedica a recorrer las tiendas ─bellamente decoradas─ con sus ojos como platos, su boca babeante y el reproche constante por haberse olvidado de pedir “la ametralladora que dispara balas de fuego, pero que también es lanzallamas, se transforma en robot jirafa, tiene sonido, funciona como reloj despertador, horno microondas y sirve para rascarse la espalda… de los Power Rangers”.

Probablemente el sujeto “A” no vea hasta horas antes del brindis al “B”, por más que sabe perfectamente que debe guardar silencio y ser cómplice de toda esa farsa para no merecer las reprimendas del sujeto “C” o “D”, y como en su caso se trata de una familia numerosa, de “E”, “F”, “G”, “H2O”, “YPF”, y por el perro asustado por los cohetes que ataca las zonas nobles.

Cuando el momento llega, convergen la desbordante expectativa del niño con los litros de alcohol que corrieron por la garganta de “A”, haciendo de ésta una combinación más peligrosa, incluso, que la del vino y la sandía. Siguiendo pues con la fantasiosa enumeración de suposiciones, el sujeto “B” a esta altura de la noche ya es una radio de transistores, y no se lo puede domar ni con los dardos utilizados en Parque Jurásico; por el contrario, a “A” el alcohol le liberó el inconsciente (incrementando su consabida sinceridad brutal)… y, sí, es una bomba de tiempo cuya cuenta regresiva está próxima a llegar al cero. ¿Qué ocurre entonces? Hay dos alternativas factibles. La políticamente correcta es que sus pares, tomando nota que el secreto está en peligro, lo amordazan y lo encierran con Bobbie… que sigue asustado por los cohetes. La segunda opción no es tan feliz, y sintetiza el título de estos párrafos…

El sujeto “A” lo levanta a “B”, lo sienta sobre el regazo y le dice que tiene algo muy importante que contarle, algo que va más allá de si Tinky-Winky es homosexual o lo aparenta. El chicuelo lo mira. Mira de soslayo el abrelatas de los Power Rangers, pero le vuelve a clavar los ojos porque le carcome la curiosidad. Y es entonces cuando el colorido de los fuegos artificiales palidece, cuando el marcapasos del abuelo colapsa, cuando “C” rompe en llanto, “D” la persigue con toneladas de “Kleenex” y Bobbie, motivado por el caos reinante, arremete contra la pierna de la prima anoréxica. Cinco palabras tan solo. Cinco palabras que arruinan para siempre la magia de las fiestas. “Papá Noel shon los padresh”. “B” no sale de su asombro, y “A”, fuera de sí, incapaz ya de sosegar a la bestia que se ha apoderado de su cuerpo, descarga toda la artillería sobre el estupefacto chiquilín que lo mira sin poder creer las revelaciones de su alcoholizado tío, que le dice: “…sho te voy a contar cómo es todo eshtooo, shujeto “B”, Papá Noel shon los padres y eshto no termina ahí (el sonido del eructo va en la parte del párrafo que ustedes consideren más apropiada), porque los Reshes Magosh también shon los padres, y el ratón que te deja un billete debajo de la almohada cuando perdesh un diente… ¿adiviná quiénes shon?...¡Puesh, los padresh! ”

A esta altura de la noche el descalabro es tal que a nadie le interesa que el marcapasos de “E” haya sufrido un cortocircuito. Y entonces, “B” llora desconsoladamente y no alcanzan los “Kleenex” para secar semejante dolor. No le importa ya “la ametralladora que dispara balas de fuego, pero que también es lanzallamas, se transforma en robot jirafa, tiene sonido, funciona como reloj despertador, horno microondas y sirve para rascarse la espalda… de los Power Rangers”. Nada basta para calmar la traición. “A”, por otra parte, y con la tranquilidad de haber vomitado la verdad, también vomita las garrapiñadas, el pan dulce, las nueces y los confites sobre la alfombra bicentenaria de la familia.

Moraleja: si tu nene cree en Papá Noel, Santa Claus, Sai Baba o el Hombre de la Bolsa, brindá con Cepita de manzana, y santo remedio.

¡Feliz Navidad y próspero Año Nuevo!

viernes, octubre 27, 2006

ENNCLERUS

Ennclerus se ha convertido en una verdadera alternativa para cientos de personas que desean estudiar carreras cortas, prácticas, que les asegure una rápida inserción laboral.
Estar capacitado u obtener alguna habilidad para determinada labor es vital a la hora de encontrar trabajo, implementar proyectos propios y desarrollar carreras que formen al individuo en lo profesional. Sin embargo, las expectativas creadas en torno a una especialidad se ven truncas cuando el egresado descubre, con impotencia, que las oportunidades se van acortando y que todo el bagaje cultural, fruto de años de dedicación constante, no lo puede llevar a la práctica. Por eso es crucial la elección de un centro de capacitación de probada trayectoria que asegure que esos conocimientos estudiados respondan a una solvencia acreditada.
Con 23 años de experiencia y precursora en la formación de profesionales de la Estética, Ennclerus División Escuela ha logrado posicionarse entre las instituciones más reconocidas y respetadas a nivel nacional e internacional. Parecen antojadizas nuestras palabras, pero la realidad indica que la excelencia académica y el compromiso de formar más y mejores profesionales que Ennclerus predica, se ven recompensados en las casi 500 egresadas anuales (en sus cuatro sucursales) que cuentan, no sólo con un diploma, sino con las herramientas necesarias para enfrentar al cada vez más complicado mercado laboral.
¿Y por qué motivo la estética está de moda?
La explicación es muy sencilla. En una sociedad exitista como la nuestra, el aspecto y la imagen personal son factores decisivos en el concepto que el entorno se forma de nosotros. Y tal dependencia no sólo es propiedad del universo femenino. Ahora también es el hombre el que, paulatinamente, se está interesando en el cuidado personal. La especialista también encuentra en este segmento una oportunidad de negocio. En el último tiempo está en auge la modalidad de masajes express para ejecutivos, pensados con el objeto de brindar un rápido alivio a las tensiones musculares y el desequilibrio emocional producido diariamente debido al estrés.
CAPACITACION DE ELITE
Dentro de sus lujosas instalaciones, situadas en el corazón de Caballito, Ennclerus cuenta con modernos gabinetes totalmente equipados que operan a la vanguardia de los tratamientos de belleza. Es, por sobre todas las cosas, la institución que brinda la mejor capacitación en el mercado y la única con una segura salida laboral. Una egresada de esta institución puede desempeñarse en centros estéticos, spa, hoteles nacionales e internacionales, balnearios, gimnasios, o bien, en el living de su domicilio. Incluso, a los dos o tres meses de comenzado el curso, el alumno ya cuenta con un conocimiento sustentable de la piel que lo avala para vender cremas y, con las ganancias obtenidas, puede perfectamente costear así sus estudios.
Pero no alcanza con vender un container de cremas para ser una buena profesional. La cosmetóloga, además, debe tener actitud, ser sensible a los problemas de sus pacientes que ineludiblemente se ven reflejados en su piel y comprender que no siempre los deseos de estar bien se condicen con su nivel adquisitivo. Si la cosmetóloga le dispensa a sus pacientes la atención que se merecen, se verá gratificada con la llegada de nuevos clientes que desean sentirse mejor.
Es por ello que la mejor estrategia de marketing de la cosmetología es el boca a boca.
Por otro lado, una excelsa profesional de la estética también deberá entender que no todos los problemas que presentan sus pacientes pueden ser resueltos por ella; en ese caso, su criterio académico le permitirá evaluar la derivación a un médico competente para su atención, altamente especializado para el tratamiento de esa dolencia.
ESTUDIANTES SIN LIMITES DE EDAD

Como toda institución educativa, Ennclerus no conoce barreras a la hora de abrirle sus puertas a sus flamantes alumnas, pero hay tres segmentos muy puntuales que pueden ver en la cosmética una salida laboral sumamente provechosa:
Amas de casa que necesitan ser generadoras de ingresos: porque el sueldo del marido no es suficiente para afrontar los gastos mensuales, o desean tener independencia económica, o bien, porque viven solas y necesitan una carrera que les asegure, en un futuro cercano, un ingreso seguro.
Mujeres de 40 a 60 años: en este caso nos referimos a aquellas amas de casa que, tras haber velado por la educación de sus hijos, ahora se sienten con la libertad y el tiempo para poder materializar sus deseos por ingresar al mundo de la estética.
Adolescentes que buscan una salida laboral rápida: la dinámica de nuestro días hace que muchas jóvenes prefieran el bienestar económico antes que embarcarse en una carrera extensa en años y costosa en materiales de estudio.
CURSOS

Muchas personas suelen emplear peyorativamente el vocablo “cursito” para referirse a aquellos que emiten certificados por el solo hecho de presenciar periódicamente un número de clases. En Ennclerus esto no ocurre. A lo largo de diez meses, el alumno accede a conocimientos teórico-prácticos que luego son evaluados por docentes altamente capacitados.
Los cursos que este establecimiento ofrece a sus potenciales alumnas, y cuya duración oscila entre dos y ocho meses, son los siguientes: Cosmetología y Maquillaje Social (10 meses de duración); Cosmiatria. (10 meses de duración); Estética Corporal y Drenaje Linfático Corporal (10 meses de duración); Técnicas Específicas del masaje (Shiatzu Total – Drenaje Linfático, facial y corporal – Reflexología Podal); Maquillaje Social y Profesional (8 meses de duración); Dermopigmentación; Cursos Personalizados Acelerados.
HACIENDO ESCUELA
Parte del plantel docente de Ennclerus está integrado por un grupo de profesionales que, en el transcurso de la carrera, han sabido usufructuar la educación recibida a partir de promedios altos, dedicación constante, ansias de superación y capacidad de liderazgo. Toda alumna con inquietudes, deseosa de incursionar más en el apasionante mundo de la estética es una potencial futura docente, o bien, una asistente capacitada para esclarecer las dudas planteadas por el alumnado.
En un país que le cierra las puertas a personas mayores sin la edad necesaria para jubilares, pero que tienen una capacidad laboral ociosa y un caudal de sueños por realizar, y a aquellas jóvenes sin la experiencia suficiente para cubrir los requerimientos de un primer trabajo, es un soplo de aire fresco que instituciones como Ennclerus posibiliten una oportunidad tangible para realizarse como profesionales y seres humanos.
(Esta nota fue publicada en la revista "Actualidad Estética" en el mes de marzo de 2006)

HORÓSCOPO

ESCORPIO
23-10/22-11


Ocupaciones y negocios
Iluminado. Recuerda su etapa de boy-scout y se adentra en un oscuro túnel. Ve una luz que lo enceguece. Corra. Viene hacia usted un tren del Ferrocarril Sarmiento.
Amor
Alentado. Las mentitas que le compró su esposa funcionan. Por fin, la pobre se puede liberar de ese espantoso olor a ajo.
Salud
No se sobrecargue. El anciano, al que está ayudando a cruzar, camina muy lento y acaba de cambiar el semáforo. Abandónelo. Recuerde siempre que lo que vale es la intención.
Sorpresa
Es sorteado para jugar al Jenga con Sofovich.

martes, julio 18, 2006

HORÓSCOPO

LEO
24-7/23-8

Ocupaciones y negocios

Exigencias. Se queda sin dormir para terminar un proyecto con el que se recibirá de arquitecto. Se descubre que la habilitación de la Universidad privada es falsa. Retrocede seis años y empieza de cero en la UBA.
Amor
Sutil. Prefiere los espacios de intimidad y siente que necesita conocer más a la otra persona. Cierra la puerta del aula con llave y le pide a los nenes del jardín que le acaricien el ganso.
Salud
Disgusto. Los borregos no entienden nada, se echan a llorar y uno se caga encima.
Sorpresa
El aula cuenta con cámaras de seguridad. Lo meten en cana por pedófilo.

EL MAGO CORIA CONTRATA A UN PSICÓLOGO Y FALTA DOS VECES

El otrora fenomenal tenista argentino, Guillermo Coria, aceptó de buena gana los consejos de su entorno y contrató los servicios del especialista en psicología deportiva, Andoni Venilamela, para intentar poner fin a su problema crónico con el servicio, que lo llevó a promediar quince dobles faltas por juego y a perder con adversarios inferiores. Coria, número 3 del ranking ATP en el 2004 y finalista de Roland Garros, sorpresivamente no asistió a las dos últimas sesiones, y los fanáticos del jugador, nacido en Rufino, ya están prendiendo un candelabro por la pronta recuperación del crack nacional (nosotros inclusive).

PACO, EL FLACO 2

Claromecó, último momento.

Dejamos la séptima carrera de Palermo para trasladarnos con urgencia a uno de nuestros móviles. Jorge Pizarro, adelante con su informe.

"Gracias Estudios. Acá estamos en el kilómetro 14 de la Ruta Provincial Nº 73 donde se produjo un trágico accidente que le costó la vida a un pibe que se había ganado un viaje a Claromecó en monopatín. Según fuentes oficiales, el menor circulaba por el carril y, de improvisto, se lo llevó puesto una 4x4 conducida a toda velocidad por Jimena Cyrulnik que, al ver lo sucedido, se echó a la fuga. Cuando llegamos al lugar de los hechos, fue demasiado tarde para arrancarle las últimas palabras a la víctima, identificado como Paco, el Flaco.
Nuevamente, estamos frente a un nuevo caso de impericia al volante. Se trata, esta vez, de la animadora y conductora Cyrulnik cuyos últimos antecedentes la han convertido en un peligro para la sociedad. Estamos procesando las imágenes del cadáver para ponerlas en todos los fondos de pantalla del canal".

PACO, EL FLACO 1

Estimado público:

Tenemos el agrado de anunciarles el nombre de la persona que resultó vencedora en el concurso “Voltee al muñeco Mateyko”. Se trata de Paco, el Flaco. ¡Felicitaciones, Paco! Te ganaste un viaje para una persona a Claromecó, en un precioso monopatín que podrás lucir delante de todos tus amiguitos (pero si te apuran con una navaja y te dicen “copate loco, o te cortamos”, dáselos). Vas a ir a parar al Hotel Claromecó & Cucarachas, un amplio y lúgubre edificio atendido por sus dueñas que cuenta con todas las comodidades del caso, exceptuando servicio de habitación, agua caliente, desayuno, almuerzo, merienda y cena, seguridad privada, estacionamiento, inodoro y puertas en las habitaciones. El Hotel tiene vista al mar, pero nos hemos tomado la molestia de adjuntarte unos prácticos prismáticos porque queda a 50 kilómetros de la playa.
Eso es todo, esperemos que disfrutes la estadía y que saques muchas fotos. Perdón, nos olvidamos que sos pobre. Muchas gracias a todos los que participaron. Esperamos verlos en algún otro concurso.

viernes, julio 07, 2006

Agenda de Eventos. Una opción para cuando usted está al pedo

Un certamen integrador y federal
La Secretaría de Deportes del Gobierno de la Ciudad invita a los interesados a participar en el Segundo campeonato de rayuela para rengos, que se celebrará los días 28 y 29 de octubre, en el Centro Deportivo Margarita Tereré, ubicado en el calle Julio Cortázar 3562, segundo subsuelo. La inscripción es libre y gratuita.

Para los más chicos
Luciana Salazar presenta su más ambicioso proyecto hasta la fecha: La guía rápida para comprender la tabla del uno, una herramienta indispensable para los chicos de los niveles inferiores, y gentileza de una autora que es más accesible que la tabla del dos. La obra trae, además, un librito para colorear con varias imágenes de la mismísima Luli, vestida de colegiala y un punzón con el que sus hijos se podrán defender del matón del grado. La cita es en el estacionamiento del Mercado de Pulgas, el próximo viernes a las 23. La contraseña es Siliconas.

Viva el poroto
El floricultor boliviano, Tomás Serenito, inaugura su muestra Grandes germinaciones de porotos subestimados, una bella recopilación que echa por tierra la creencia popular de que el poroto se pudre a los pocos días. Participan de la presentación los futbolistas Fabián Cubero y Germán Lux quienes leerán la poesía Oda al papel secante. Lunes 24, en el Jardín Botánico, entre el invernáculo 7 y el puesto de pirulines del viejo pelado cabrón.

martes, abril 04, 2006

LA JAULA

No sé cuánto tiempo pasó desde que el hombre de seguridad cerró la puerta de la jaula. Tampoco sé qué me llevó a aceptar el ofrecimiento de mi mejor amigo; sabía que algo raro escondía la fría letra del reglamento, pero jamás llegué a pensar que los altos mandos de un canal de aire podrían hacer algo semejante con tal de acaparar algunas décimas más de rating.

Los veinte participantes fuimos presentados uno a uno delante de las cámaras de televisión. El locutor leyó nuestros nombres, y le contó al público que colmaba las tribunas (y a los cientos de miles que observaban en sus hogares) lo mucho que habíamos padecido a lo largo de nuestras vidas, a la espera de una oportunidad (La oportunidad) que nos redimiera económicamente. Ninguno de nosotros tenía trabajo y las esperanzas de hallar algo decente se habían desvanecido por completo. En los últimos tiempos, las empresas se habían mostrado reticentes a la hora de incorporar a un adolescente. Si bien valoraban la energía que los jóvenes invertían en cada proyecto y la enorme capacidad de miles de ellos, pretendían profesionales con vasta experiencia en el cargo solicitado, y bajo ningún concepto deseaban invertir a futuro. Era un riesgo que no estaban dispuestos a correr frente a la precaria situación económica del país; razón por la cual, los flamantes egresados debían retirarse de las entrevistas con las cabezas gachas y sus sueños hechos trizas.

La jaula que nos tenía presos era una mera reproducción (a escala, por supuesto) de las que vemos habitualmente en las pajarerías del barrio. Al menos, esa fue la impresión que tuvimos antes de que la banda comenzó a tocar los primeros acordes. Eran cuatro músicos de dudoso talento, pero con una habilidad sorprendente a la hora de despertar en el público su lado más salvaje. Y el público quería vernos caer, quería que dejemos de hacer pogo para que los francotiradores que estaban apostados en las inmediaciones de la jaula hicieran blanco en nosotros. Habían ido a presenciar un espectáculo escatológico y fue precisamente eso lo que les entregamos.

Cuando los signos del cansancio aún no se habían apoderado de mis piernas, uno de los cuatro hombres de negro ya había baleado a tres jóvenes; quienes, a duras penas, se mantenían en pie. Los desafortunados cayeron de bruces sobre el suelo y nunca más volvieron a levantarse. Muy pronto, el número de cadáveres ascendió a siete. El reparto fue equitativo: una bala por cabeza. El estruendo de las armas provocaba en el público una sensación de éxtasis que, en ocasiones, se tornaba en frustración cuando alguno de nosotros, tras trastabillar, conservaba la vertical y seguía en movimiento.

Fue entonces cuando comenzamos a preguntarnos cuánto tiempo más podíamos soportar en esas condiciones. De un momento a otro iban a aparecer los calambres... sólo restaba saber quién sería el próximo.

Un joven de unos dieciocho años develó el interrogante. Poco después, lo siguieron otros dos más. Los cuerpos sin vida de los malogrados participantes incorporaron un nuevo aditamento al espectáculo: ya no quedaba mucho espacio para movilizarnos.

Cuando el vocalista de la banda arengó al público para que nos escupieran, los hombres de negro habían derribado a cinco más. Tras varias horas de comenzado el programa (difícil especificar con certeza la cantidad exacta), sólo quedaban cinco personas en el plató principal. Pronto descubrimos algo sobre los barrotes que ninguno sospechaba hasta ese momento: estaban electrificados. Uno de los chicos tuvo la desgracia de caer sobre un charco de masa encefálica y sangre a medio secar, patinó ampulosamente y se llevó por delante a uno de sus compañeros. Los dos cayeron sobre el alambrado y esta vez no fueron las balas las que lograron su cometido. La descarga fue terrible y el hedor a carne quemada, que sobrevino después, hizo que nuestra danza se hiciera aún más frenética.

Fue allí cuando perdimos todo dejo de cordura y comenzamos a actuar como animales. Ahora no sólo teníamos que luchar contra los calambres, la deshidratación, la falta de espacio físico y la animosidad de los espectadores, también debíamos cuidarnos de no caer sobre la cerca. Lo que siguió fue pura confusión. Recuerdo haber pisoteado los cuerpos sin vida de mis compañeros infinidad de veces. Recuerdo haber apartado de un empujón a uno de los finalistas que aún se mantenía de pie y haber visto como lo acribillaban a balazos en medio del ensordecedor griterío. Recuerdo, finalmente, haber presionado el cuello del último participante hasta que sus ojos se salieron de sus órbitas. Luego, mis fuerzas flaquearon y caí pesadamente al suelo, en viaje al recóndito espacio de la inconciencia.
Poco me importaron los altos niveles de audiencia de La Jaula y, menos aún, la cuantiosa suma que obtuve por ganar el programa. Sabía que sólo era cuestión de tiempo. Pronto el dinero iba a escasear y en un año, tal vez dos, regresaría con seguridad a ese sitio; dispuesto a saltar más alto que los otros, a empujarlos hacia la cerca, a despertar una vez más el instinto animal.

miércoles, febrero 22, 2006

Travacienta

Había una vez un chico muy bueno, pero homosexual hasta la médula, que convivía con su madrastra y dos hermanastras tan horribles que mientras fueron chicas su madre les dio la teta de espaldas. Vivían en una pocilga ubicada a escasos metros de la estación y, antes de dormirse, respetaban con religiosidad la misma rutina: escuchar las primeras tres canciones del último álbum de “Caballeros pagan la entrada, sin consumición”, un popular grupo de cumbia.

Hermanastra 1. -¡Mamá, Travacienta está jugando con las muñecas y no fregó el piso del baño como le ordenaste!
Travacienta. -¡Cerrá el pico, buchona! ¿No ves que estoy en el medio de un concurso de preguntas y respuestas con modelos? Ahora contesta Nicole en la categoría “Física Cuántica por ochocientos”.

Al pobre Travacienta le hacían hacer todo el trabajo pesado de la casa. Desde cocinar, planchar, limpiar el inodoro y encender el fuego, hasta patrullar la Zona Roja durante la medianoche.
Un día, el apuesto hijo del Rey anunció que iba a ofrecer un gran baile al cual estaban invitados los personajes más influyentes del país. Políticos, economistas, grandes pensadores, músicos, deportistas y dirigentes gremiales comprometieron su presencia, pero como el Príncipe estaba en plena campaña electoral (porque quería manotear algún cargo mientras su padre echaba raíces en el trono) tomó la demagógica decisión de sortear cincuenta entradas entre los sectores más excluidos de la sociedad.

Hermanastra 2. -Madre, nos acaban de llegan invitaciones para la gran fiesta que dará el Príncipe en su opulento castillo.
Madrastra (en vos baja). -Te advierto chiquita: no juegues con mis sentimientos. La última vez que en esta casa alguien abrió la boca para contar algo, tu padre murió de un infarto. ¡Pobre Jacinto! Quería que tu hermano jugara de nueve en la primera de Chacarita y le salió invertido.
Travacienta. -¡Qué emoción! Me muero por conocer al afamado Príncipe.
Madrastra. -¡Ni se te ocurra aparecer por ahí! Además, hoy te toca hacer guardia en Constitución, junto a las simpáticas dominicanas.

Travacienta tuvo que trabajar más que nunca ayudando a su madrastra y a las hermanas con los vestidos Chacarel que compraron en un negocio de ropa importada de Pobrelandia, con defectos de fábrica, pero casi imperceptibles. Cuando partieron, la pobre se sintió tan desdichada que rompió a llorar.

Hada Madrina. -Hola, cielo.
Travacienta. -¡Ay, qué lindo... Campanita!
Hada Madrina. -¿Campanita? ¡Soy tu hada madrina, estúpida, y estoy aquí para cumplir tu deseo más anhelado.
Travacienta. -¿Pasar la noche con Brad Pitt?
Hada Madrina. -No.
Travacienta. -¿Costearme el cambio de sexo en “Transformaciones”?
Hada Madrina (resoplando). -¡No!
Travacienta. -¡Ya sé! ¡El Súper Vibrador Penetrol Xpn!
Hada Madrina. -¡No, querido! Esto es un cuento de hadas... limitémonos a respetar el guión que algún descerebrado escribió. ¡Por Dios santo! Me refiero al baile que celebrará el Príncipe hoy.

Entonces, el hada hizo un pase con su varita y, por arte de magia, el muchacho descubrió que llevaba puesto un precioso vestido de gala y unos encantadores zapatitos de cristal. Después movió su varita y convirtió una banana en una limosina, y para conducir el vehículo, a una cucaracha en chofer.

Hada Madrina. -No te olvides que la magia concluye a la medianoche. Si no estás de vuelta para ese entonces van a descubrir la farsa. Un consejo más, hija, aprovecha tus quince minutos de fama y procura abrazar a cuanto famoso se cruce en tu camino, siempre y cuando haya un fotógrafo cerca.

Travacienta asintió y subió a la limosina. La cucaracha-chofer hizo tan bien los deberes al volante que con los brazos libres tenía tiempo para golpear a los muchachos, que en los semáforos, querían a toda costa limpiar los vidrios del lujoso vehículo. Tavacienta ingresó al salón justo en el momento en que el presentador anunciaba la llegada del Príncipe, hijo único y heredero natural al trono.

Presentador. -Damas y Caballeros, démosle un aplauso al Príncipe Norberto Oscar Bide.

La velada fue fantástica y Travacienta no paró de recolectar números de teléfono y posó hasta con los miembros del sindicato de camioneros, pero cuando bailó el vals con el impactante Oscar Bide, Cupido vio la escena, extrajo el arco y la flecha y, con el estómago revuelto, se disparó en el corazón.

Príncipe. -Bienvenido a Spartacus, mi humilde morada. ¿Le gustaría pasar a otra habitación donde estemos más cómodos? Hay algunas posiciones de un libro que estoy leyendo que me gustaría discutir con usted.
Travacienta (con la timidez propia de alguien que se bebió hasta el agua de los floreros). -¡Claro, papi!

De pronto, el reloj empezó a tocar las primeras campanadas de las doce. Travacienta saltó de la cama y se echó a correr mientras su amante la miraba consternado, con el libro abierto en el capítulo cuatro.

Al llegar a su casa, el encanto desapareció por completo. Quien más lo lamentó fue la cucaracha que murió aplastada por la alpargata de una de las hermanastras.

Hermanastra 1. -Bicho repugnante...¿se puede saber qué demonios estás haciendo sentado sobre esa banana?

El hijo del Rey cayó en un gran pozo depresivo, pues había perdido a la bella joven de la que se había enamorado perdidamente. Pero como a este guionista le gustan los finales felices (al menos cuando no se trata de terror), Oscar Bide no se resignó a su suerte y empezó a recorrer todos los prostíbulos y bares de mala muerte hasta encontrarla. Y de tanto patrullar, por fin la halló un día en pleno Palermolandia.

Príncipe. -Travacienta, amor mío, mi búsqueda ha llegado a su fin.
Travacienta. -Oscar Bide. Aún quedan muchos capítulos por repasar. Le ruego acepte pasar... la casa invita.

Ese día se amaron hasta que el sol se fue a dormir al día siguiente. El Príncipe la llevó a Spartacus. Allí se casaron y vivieron felices por siempre... es un decir, porque un día cayó la policía, clausuró el castillo y se lo llevó en cana.

Fin

¿Por qué brindamos?

Esta es la cuarta vez que le doy cuerda al backspace para arrasar con una línea de texto que no termina de convencerme. No es que esté atravesando una crisis literaria (vivo inmersa en ella a diario), más bien, estoy tratando de no caer en el lugar común y correr el riesgo de tirar por la borda el tenor de estos párrafos. Uno prende la tele, la radio, sale a la calle, habla con la gente y no hace otra cosa que escuchar deseos por el año venidero. Deseos que, como todos ustedes saben, mueren los primeros días de enero, cuando uno se da cuenta que haber inaugurado el calendario no significó haberse despegado de los sinsabores de antaño. ¿Qué quiero decir con esto? ¿A qué viene toda esta colección de palabras difíciles disponibles para unos pocos? Amigos, amigas, la explicación es muy sencilla: el año nuevo no cambia nuestras vidas; por el contrario, suele ser mucho peor que el anterior. Todos levantamos las copas y pedimos un puñado de deseos (tres para ser más precisos) que rara vez se efectivizan. Repasemos: trabajo, salud y amor. ¿Estamos todos de acuerdo? Pues bien, analicemos cada uno de estos.

Trabajo: uno se recibe, habiéndose valido de sus propios medios, sin necesidad de pisotear a nadie para alcanzar su ansiado título y con qué realidad se encuentra: que hoy en día cuesta mucho conseguir trabajo. Que si no cuenta con los contactos adecuados y cierta dosis de suerte, termina empleado en un lugar estresante, vestido con un uniforme idéntico a su compañero de turno y preguntándole a la persona que está parada en frente suyo: “¿desea agrandar sus papas y gaseosas?”.

Salud: conforme avanza el tiempo, nos ponemos cada vez más viejos y cascarrabias. La realidad del país, entre otros factores, nos empuja a enfermarnos con mayor asiduidad y a deglutirnos nuestros ahorros en remedios que no siempre hacen efecto. Y si uno no tiene un ángel de la guardia que vele por sus intereses, termina pescándose una petequia porque resulta que, de buenas a primeras, ahora es alérgico al Tafirol.

Amor: punto conflictivo si los hay. Quedó relegado al final de esta lista antojadiza (aunque arbitrariamente factible) porque es el que genera mayores conflictos y despierta polémicas, y es, por ende, el que requiere un mayor análisis. Cuando uno levanta su Don Perignon o su sidra Real y pide para sus adentros “que finalmente encuentre el amor y sea feliz”, desconoce que el nuevo año le deparará más y mayores infortunios amorosos. Y, como buen heterosexual, no puedo menos que manifestar mi horror ante el avance en masa de especimenes femeninos cada vez más histéricos. Ojo. Aquí hago un alto y me veo en la obligación de aclarar que no todas son así. Siempre hay una excepción que confirma la regla, pero no he tenido la suerte de toparme con más de diez chicas así. El resto se debate entre las que te dejan para después volver, las que te dicen sí, pero no; las que se muestran por msn más fáciles que la tabla del dos, pero que cuando se las invita a salir inventan una sarta de excusas; las que ruegan por la venida de un hombre con todas las letras, pero cuando éste finalmente llama a sus puertas, optan por el que las hace sufrir; aquellas, finalmente, que no saben dónde están paradas, que no quieren nada serio, pero que antes de quedarse solas deciden sobrellevar la situación con el primero que se les cruza. Y uno se resigna ante la histeria y cree que pueden cambiar, pero es un error porque ellas conocen nuestras debilidades, saben por dónde entrarnos, nos subyugan con sus cánticos de sirenas, y nos devoran cuando nos tienen a su alcance.

Estoy seguro que aquellas con cola de paja se habrán sentido tocadas ante la veracidad de mis palabras y eso es algo que me importa muy poco. Saben que tengo la razón, pero en sus cabecitas conflictivas lo niegan y nos atribuyen defectos que no nos pertenecen. Habrá quienes se manifiesten en contra, pero cuando arranquen la hoja con el mes de enero ya habrán enroscado a unos cuantos. Porque está en su naturaleza. Chicas, hombres con buenas intenciones sobran, el tema es si tienen ganas de descubrirlos.
Falta poco para que el reloj dé las doce. Hay tanto para hacer y tan poco tiempo. Seguro que a esta altura no todos tienen ganas de pedir sus deseos, de levantar sus copas y de encender una vela al 2006. Siento haber causado esa reacción en ustedes, pero si un nuevo año no es otra cosa que la armoniosa continuidad del caos del pasado y la felicidad no es más que la ausencia de momentos ingratos... ¿por qué brindamos?

lunes, enero 16, 2006